Mi primera toma de contacto con Schrödinger Lab fue poco ortodoxa. Mi pareja vio un tweet donde Schrödinger Lab estaba anunciando que buscaban gente interesada en AR y VR y me recomendó. Tras dejar mis datos de contacto, sin mucha esperanza de acabar en buen puerto, me sorprendió recibir una llamada un par de días después. Sin comerlo ni beberlo, tras una entrevista y alguna que otra conversación para aclarar condiciones, acabé como consultor externo con un proyecto de realidad aumentada entre manos. ¡Una posibilidad chulísima!

Todo comienzo, a veces tiene sus dificultades. En mi caso, cuando entré, el proyecto al que me tenía que enfrentar ya estaba empezado.  Tuve que ponerme rápido las pilas y así aportar lo que estuviese en mi mano para avanzar con el proyecto. Por otro lado, me encontraba en mitad de un proceso de mudanza donde tenía que irme a la otra punta del país, todo una aventura.

Durante un par de semanas, estuve trabajando desde la habitación de un hotel mientras conseguimos un piso para vivir. Con grandes dificultades con el internet, nada estable, lo que es un WIFI de hotel, fui capaz de aprender unas cuantas tecnologías de las que no tenía ningún conocimiento. Por suerte, el equipo tuvo mucha paciencia conmigo y eso me dio tranquilidad e hizo que poco a poco fuese encontrando mi sitio.

Cuando por fin conseguimos un piso, volvimos a nuestra zona de confort. Ya teníamos un espacio medianamente decente para trabajar pero, ¿conocéis la típica imagen del programador en un sótano? Pues así fue mi vida durante esa época. Un piso con 20 metros cuadrados habitables y una mesa triangular encajada en una esquina hizo rápidamente que  echase de menos los espacios abiertos.

A mi suerte, un par de meses después, tras realizar la tercera mudanza siendo ya miembro de Schrödinger Lab, empecé a trabajar en un espacio ya más humano y ¡hasta con una ventana con vistas a la calle! Tuve una época muy buena, tanto explorando la nueva ciudad como las nuevas responsabilidades y conocimientos que fui adquiriendo, en un proyecto que creció como la espuma desde el principio. Con esfuerzo y dedicación nuestro proyecto inicial se convirtió en lo que es hoy en día, una plataforma donde  interviene la publicidad, el juego y  los estímulos. Una representación única de cómo trabajamos en esta empresa, tratando siempre de mejorar de manera constante lo que hacemos. 

Por desgracia, el pasado año 2020,  llegó el Covid y se acabó el explorar la ciudad no solo para mi, sino para los potenciales clientes de nuestros clientes. A pesar de la cuarentena y del mal presagio que tenía, Joaquín y María, nuestros “mandamases”, nos tranquilizaron y nos dijeron que no cundiese el pánico, nuestros trabajos y sueldos se iban a mantener intactos a pesar de la situación, y así fue..

La posibilidad de que los proyectos que estábamos desarrollando se llevasen a cabo había quedado en pausa, así que miramos hacia dentro y nos dimos un lavado de cara, nos reinventamos. Tras el cambio de imagen, pasó el tiempo y no tengo aún claro si fue una semana o unos cuantos meses pero en ese periodo de tiempo, me ascendieron de consultor externo a uno más de la familia, aunque el cambio solo fue sobre el papel, porque ya me habían tratado así desde el principio.

Después de otra mudanza de vuelta a casa, a mi querida Sevilla, mi hermano consiguió encontrar un hueco en la agencia Schrödinger Lab. Al principio pensaba que este sería otro curro más y que me duraría lo que me duraría, pero según he ido pasando tiempo aquí y viendo como son los jefes y la empresa, creo que es un sitio donde podría pasar mi vida feliz trabajando.

Ha sido un año largo y difícil, muchas mudanzas, un virus que nos ha privado de libertades, amigos y familiares, algunos momentos personales bastante complicados…Pero, como he dicho antes y aunque parezca caer en el tópico de que: “esto no es un trabajo si no una segunda familia”, creo que en este caso es verdad, siento que estoy en una empresa con corazón. Los jefes se preocupan por nosotros de verdad y nos dan las libertades y facilidades para que nuestra vida sea más cómoda, más llevadera. Lo cual hace que, por muy duro que haya sido esta época, cueste un poquito menos levantarse y ponerse delante del ordenador y afrontar con ganas el camino que me lleve al segundo, espero que de muchísimos años, en Schrödinger Lab.

Comparte, elige tu plataforma