Mi primer año en Schrödinger Lab comienza un dos de mayo de 2018 con un mail dándome la enhorabuena e invitándome de primera mano a conocer la agencia de publicidad Schrödinger Lab. Ese día me dí cuenta de que formaría parte del gran equipo y haríamos grandes cosas juntos.
Mi primer contacto con Schrödinger Lab fue en mis 4 meses de prácticas en Trazos. En ese transcurso no paré de aprender el proceso desde que llega el briefing hasta que reviso el arte final. Tuve la oportunidad de participar en cada departamento. Me dieron voz y la oportunidad de ser crítica para luego así tomar las decisiones por mí misma. Algo que soy capaz de hacer después de dos años con el equipo.
En Schrödinger Lab desarrollé el camino con los mejores hasta entrar en mi zona de comfort. Si tuviera que describir mi experiencia en la agencia sería: “Schrödinger Lab es la agencia idónea para despegar y volar”.
Es la agencia de publicidad que “te da alas” pero sin tomarte RedBull, en el más estricto sentido de la palabra. Una vez llegas a Schrödinger Lab, te abren las puertas con una buena bienvenida, si tienes suerte te dan hasta Manolitos y algún batido de chocolate de Leche Gaza. Mi primer día lo recordaré siempre porque me hice adicta a los batidos de Gaza Cao. Cuando llegué había como 30 cajas. El segundo día nos regalaron una agenda donde escribí mis primeras propuestas y un diccionario de palabrotas en italiano, ya que mi dupla de ese momento, Steffano, era y es italiano. También nos regalaron merchandising de Flying Tiger, lo que más nos gustó fueron unos ojicos que te ponías en los dedos para recrear una marioneta con tus manos. Ahí nació «Paco» que hablaba con «Antonio» que es el del bar de en frente.
A «Paco» le encantaban las croquetas de «Antonio» (El Bar de Javi), los viernes se ponía pocho. Por suerte «Antonio» sigue haciendo croquetas, «Paco» se dió a la mala vida y no le hemos vuelto a ver.
Entre tanto merchandising y batido había momentos en los que te enseñaban a pensar. Ahí empecé a contruirme las alas. Con un poquito de branding por aquí, otro poquito de estrategia por allá, terminando en el culmen de la creatividad más tecnológica. Y mucho brilli brilli.
Y tras mucho tiempo aprendiendo de ellos y dándome de bruces ves que tus alas tienen fuerza para despegar. En ese momento, lo primero que piensas es en cogerte un bananaphone y hacerte una foto. Y lo segundo es darte cuenta de que estás entrando en tu zona de comfort y que estás volando. No te voy a contar la sensación de estar volao’, pero mola mucho.
Esa foto fue antes de mudarnos a nuestra oficina de Sevilla. No te vayas tan lejos, hablo de Sevilla-Sol, al ladito del teatro Cofidis Alcázar. En esta oficina no tenemos a un bar tan guay como el de Antonio, pero tenemos a un portero más guay que todos los Antonios de Madrid.
Y entre tanto lío vino la pandemia. Como todo el mundo no estábamos preparados para lo que se nos venía encima, pero he de decir que supimos afrontarlo consiguiendo un equipo muy fuerte y con muy buena comunicación. En ese momento las reuniones te daban la vida ya que echabas de menos relacionarte y sobretodo las croquetas del Bar Antonio. Fueron tiempos difíciles.
La sorpresa vino cuando volvimos a la normalidad y nos encontramos con una oficina más grande, luminosa y con sala de reuniones!. En Sevilla, Sevilla-Sol, al lado del teatro Cofidís Alcázar, sí al lado, por eso fue una sorpresa. Ahí seguimos por si quieres venir a visitarnos. Tenemos un scalextric nuevecito.
Y cuando pensábamos que todo iba viento en popa, vino 2021 y nos regaló La Gran Nevada en Madrid. Luego todo fueron risas porque teníamos bien mascadito el teletrabajo, por lo que la comunicación entre los cabezones del equipo siguió siendo igual de buena.
Y mejoró todavía más cuando supimos que la jornada de 4 días laborales que habíamos estado testeando durante la cuarentena iba a funcionar a partir de 2021. Hice los honores junto con Joaquín Moguer, Director Creativo de Schrödinger Lab, en firmar el primer contrato de 4 días laborales. Fue un día muy especial porque no solo estábamos firmando tener un día más libre en nuestras agendas, firmamos por trabajar para una empresa que de verdad cuida a sus trabajadores.
Trabajar formando parte de un equipo como el de Schrödinger es una oportunidad entre un millón porque aquí lo cotidiano se convierte en extraordinario.