El comienzo
Mi andadura en Schrödinger Lab comenzó en una oficina diminuta en la C/ Alcalá número 20. Sí, donde la famosa discoteca. Por aquel entonces los que éramos Schrödinger (en plantilla) éramos Dani, Carlos, Irene, Joaquín, María y yo. Teníamos, además, dos satélites trabajando en remoto desde Sevilla: Miguel y Álvaro.
El proyecto que el año pasado ocupaba nuestras mentes (y nuestros corazones) era una campaña publicitaria completamente distinta a lo visto anteriormente y revolucionaria a todas luces. ¿El cliente? Thermomix (Vorwerk), nada menos. Había otros mini proyectos que también nos ocasionaban algún que otro dolor de cabeza, así a bote pronto recuerdo la web de Mi Óptico, las fotos de la web de un bufete de abogados y, aunque algo más tarde, Gilmar.
De este último, recuerdo todavía la cara de María cuando cogió el teléfono y, al colgar, nos miró y nos dijo: “Chicos, ha llamado Gilmar. Quieren trabajar con nosotros”. Fue aquí (o poco antes o después) cuando Joaquín y María decidieron que había llegado la hora de ampliar la oficina, ya que éramos 6 personas en escasos 16 metros cuadrados. Así que alquilaron la oficina de enfrente y allí se mudaron. Los que nos quedamos en la oficina original fuimos premiados con mesas de una calidad excepcional y unos cuántos metros cuadrados extra por persona, que fueron MUY de agradecer.
Llegaron las Navidades y, con ellas, se acercaba la fecha de entrega de la campaña de Thermomix. Los nervios estaban a flor de piel en todos los campos y Carlos, el programador encargado de la parte de la interfaz y la app en general, no pudo con ello. Fue aquí cuando nos dejó Carlos y entro Dani (sí, otro Dani) al campo, en mitad del partido y con una trinchera desordenada y un buen lío de cosas. Dani era un recién titulado en programación orientada a videojuegos y entró en calidad de becario. A su vez, Joaquín y María decidieron meter en plantilla a Álvaro, uno de los satélites sevillanos, para que le echase una mano en todo lo que pudiese.
La fecha de entrega de Thermomix se pospuso, dándonos un muy necesitado alivio. Dani y Álvaro se pusieron codo con codo a pulir cosas de la app para dejarla todo lo fina que se pudiese para la nueva fecha de entrega. Irene y yo nos pudimos centrar en rediseñar la interfaz de la app para darle un look más moderno. Al mismo tiempo teníamos la campaña de Gilmar ya encaminada. Dani, el antiguo, seguía peleando con Mi Óptico y, poco a poco, aquel proyecto empezó a ser una pesadilla ya que los cambios no parecían tener fin. Al final, llegaron las Navidades.
El aciago 2020
Comenzó el año con los agobios de la nueva fecha de entrega de Thermomix, de nuevo parecía que nos pillaba el toro. Los dos Danis y Álvaro trabajaban a destajo para llegar a la nueva fecha de entrega que, si mal no recuerdo, era para principios de febrero.
Dani, el antiguo, después del proyecto de Mi Óptico, se fue de vacaciones unos días y, al volver, comunicó al equipo que iba a marcharse ya que había completado un ciclo con nosotros y que quería cambiar de aires. Con esta noticia empezó un proceso de selección que concluyó con la contratación de Alex, una persona muy extravagante que, por razones aún desconocidas, le ocurrían todas las desgracias habidas y por haber, complicándole mucho el acudir a trabajar muchos días en semana. Al final, como suele ocurrir en estos casos, finalmente se le despidió. Fue aquí cuando se incorporó en plantilla Miguel, el segundo de los satélites sevillanos, formando ya una empresa con un equipo, quizá no muy grande, pero muy sólido.
Transcurrieron los meses, y llegó marzo, y con él una noticia que cambiaría el país entero. El coronavirus había llegado a España y había que quedarse en casa encerrados. Fueron momentos muy difíciles ya que muchos de los clientes que teníamos decidieron posponer y/o anular campañas que dependían de estar en la calle para funcionar.
Como no podíamos estar quietos, decidimos darle un lavado de cara a la página web hacer un nuevo dossier de empresa y, en general, crear cimientos sólidos para el futuro de la empresa.
El confinamiento fue largo, pero como no pasó nada reseñable voy a pasar directamente a cuando terminó.
El día 15 de junio de 2020, volvimos a la oficina después de meses encerrados en nuestras casas. Al volver nos encontramos que nos habíamos mudado, al edificio de detrás del que estábamos, y nuestra nueva oficina era (y es) enorme. Desde allí, por fin mucho más cómodos, empezamos a realizar proyectos y a revolucionar el concepto de campaña publicitaria. Dani, el último que nos quedaba, también nos dejó hace pocos meses desde el día de hoy. Y la más reciente incorporación ha sido otra Irene, que está aprendiendo y gestionando las redes sociales de la empresa y, con un aterrizaje muy bueno en tiempos de una tempestad incierta, completamos el 2020.
Conclusión breve
En el año que llevo con el Schrödinger Team, ha habido muchos altibajos, idas y venidas, cosas buenas y cosas malas… Pero siempre logramos salir de las adversidades porque somos una piña y un equipo en el que nos completamos y complementamos a la perfección.